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Influencias externas. Variaciones solares
La temperatura media de la Tierra depende, en gran medida, del flujo de radiación solar que recibe. Sin embargo, debido a que ese aporte de energía apenas varía en el tiempo, no se considera que sea una contribución importante para la variabilidad climática. El flujo de radiación es, además, el motor de los fenómenos atmosféricos ya que aporta la energía necesaria a la atmósfera para que estos se produzcan. Por otro lado, a largo plazo las variaciones se hacen apreciables ya que el Sol aumenta su luminosidad a razón de un 10% cada 1.000 millones de años. Debido a este fenómeno, en la Tierra primitiva que sustentó el nacimiento de la vida, hace 3.800 millones de años, el brillo del Sol era un 70% del actual. Las variaciones en el campo magnético solar y, por tanto, en las emisiones de viento solar, también son importantes, ya que la interacción de la alta atmósfera terrestre con las partículas provenientes del Sol puede generar reacciones químicas en un sentido u otro, modificando la composición del aire y de las nubes así como la formación de éstas. Si bien la luminosidad solar se mantiene prácticamente constante a lo largo de millones de años, no ocurre lo mismo con la órbita terrestre. Ésta oscila periódicamente, haciendo que la cantidad media de radiación que recibe cada hemisferio fluctúe a lo largo del tiempo, y estas variaciones provocan las pulsaciones glaciares a modo de veranos e inviernos de largo período. Impactos de meteoritos En raras ocasiones ocurren eventos de tipo catastrófico que cambian la faz de la Tierra para siempre. El último de tales acontecimientos catastróficos sucedió hace 65 millones de años. Se trata de los impactos de meteoritos de gran tamaño. Es indudable que tales fenómenos pueden provocar un efecto devastador sobre el clima al liberar grandes cantidades de C02, polvo y cenizas a la atmósfera debido a la quema de grandes extensiones boscosas. De la misma forma, tales sucesos podrían intensificar la actividad volcánica en ciertas regiones. Influencias internas La deriva continental La Tierra ha sufrido muchos cambiosMesde su origen hace 4.600 millones de años. Hace 225 millones todos los continentes estaban unidos, formando Pangea, y había un océano universal llamado Panthalassa. Esta disposición favoreció el aumento de las corrientes oceánicas y provocó que la diferencia de temperatura entre el Ecuador y el Polo fueran muchísimo menores que en la actualidad. La tectónica de placas ha separado los continentes y los ha puesto en la situación actual. El Océano Atlántico se ha ido formando desde hace 200 millones de años. La deriva continental es un proceso sumamente lento, por lo que la posición de los continentes fija el comportamiento del clima durante millones de años. Hay dos aspectos a tener en cuenta. Por una parte, las latitudes en las que se concentra la masa continental: si las masas continentales están situadas en latitudes bajas habrá pocos glaciares continentales y, en general, temperaturas medias'menos extremas. Así mismo, si los continentes se hallan muy fragmentados habrá menos continentalidad. La composición atmosférica La atmósfera primitiva, cuya composición era parecida a la nebulosa inicial, perdió sus elementos volátiles H2 y He, en un proceso llamado desgasificación, y los sustituyó por los gases procedentes de las emisiones volcánicas del planeta, especialmente C02, dando lugar a una atmósfera de segunda generación. En dicha atmósfera son importantes los efectos de los gases de invernadero emitidos de forma natural en volcanes y sumideros termales. Por otro lado, la cantidad de óxidos de azufre y otros aerosoles emitidos por los volcanes contribuyen a 1» contrario, a enfriar la Tierra. Del equilibrio entre ambas emisiones saldrá un balance radiativo determinado. Con la aparición de la vida en la Tierra se sumó como agente incidente el total de organismos vivos, la biosfera. Inicialmente, una mayoría de organismos fotosintéticos capturaron gran parte del abundante CO, de la atmósfera primitiva y emitieron gran cantidad de oxígeno. Esto fue modificando la atmósfera lo que propició la aparición de nuevas formas de vida aeróbicas que se aprovechaban de la nueva composición del aire. Aumentó así el consumo de oxígeno y disminuyó el consumo neto de C02 llegándose al equilibrio y formándose así la atmósfera de tercera generación actual. Este delicado equilibrio entre lo que se emite y lo que se absorbe se hace evidente en el ciclo del C02, la presencia del cual fluctúa a lo largo del año según las estaciones de crecimiento de las plantas. Las corrientes oceánicas, o marinas, son un factor regulador del clima que actúa como moderador, suavizando las temperaturas de regiones como Europa. El ejemplo más claro es la corriente termohalina que, ayudada por la diferencia de temperaturas y de salinidad, se hunde en el atlántico norte. De la misma forma que el viento solar puede afectar al clima de forma directa, las variaciones en el campo magnético terrestre pueden afectarlo de manera indirecta ya que, según su estado, detiene o no las partículas emitidas por el Sol. Se ha comprobado que en épocas pasadas hubo inversiones de polaridad y grandes variaciones en su intensidad, llegando a estar casi anulado en algunos momentos. Se sabe también que los polos magnéticos, si bien tienden a encontrarse próximos a los polos geográficos, en algunas ocasiones se han aproximado al Ecuador. Estos sucesos tuvieron que influir en la manera en la que el viento solar llegaba a la atmósfera terrestre. Los efectos antropogénicos El hombre es el último de los agentes climáticos de importancia, incorporándose a la lista hace relativamente poco tiempo. Su influencia comenzó con la deforestación de bosques para convertirlos en tierras de cultivo y pastoreo, y ha llegado a la emisión abundante de gases que producen un efecto invernadero: C02 en fábricas y medios de transporte y metano en granjas de ganadería intensiva y arrozales. Actualmente tanto las emisiones de gases como la deforestación se han incrementado hasta tal nivel que parece difícil que se reduzcan a corto y medio plazo, por las implicaciones técnicas y económicas de las actividades involucradas. Retroalimentacionesy factores moderadores Muchos de los cambios climáticos importantes se dan por pequeños desencadenantes causados por los factores que se han citado, ya sean forzamientos sistemáticos o sucesos imprevistos. Dichos desencadenantes pueden formar un mecanismo que se refuerza a sí mismo (retroalimentación o "feedback positivo") amplificando el efecto. Asimismo, la Tierra puede responder con mecanismos moderadores ("feedbacks negativos") o con los dos fenómenos a la vez. Del balance de todos los efectos saldrá algún tipo de cambio más o menos brusco pero siempre impredecible a largo plazo, ya que el sistema climático es un sistema caótico y complejo. Un ejemplo de feedback positivo es el efecto albedo, un aumento de la masa helada que incrementa la reflexión de la radiación directa y, por consiguiente, amplifica el enfriamiento. También puede actuar a la inversa, amplificando el calentamiento cuando hay una desaparición de masa helada. También es una retroalimentación la fusión de los casquetes polares, ya que crean un efecto de estancamiento por el cual las corrientes oceánicas no pueden cruzar esa región. En el momento en que empieza a abrirse el paso a las corrientes se contribuye a homogeneizar las temperaturas y favorece la fusión completa de todo el casquete y a suavizar las temperaturas polares, llevando el planeta a un mayor calentamiento al reducir el albedo. La Tierra ha tenido períodos cálidos sin casquetes polares y recientemente se ha visto que hay una laguna en el Polo Norte durante el verano boreal, por lo que los científicos noruegos predicen que en 50 años el Ártico será navegable en esa estación. Un planeta sin casquetes polares permite una mejor circulación de las corrientes marinas, sobre todo en el hemisferio norte, y disminuye la diferencia de temperatura entre el ecuador y los Polos. También hay factores moderadores del cambio. Uno es el efecto de la biosfera y, más concretamente, de los organismos fotosintéticos (fitoplancton, algas y plantas) sobre el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera. Se estima que el incremento de dicho gas conllevará un aumento en el crecimiento de los organismos que hagan uso de él, fenómeno que se ha comprobado experimentalmente en laboratorio. Los científicos creen, sin embargo, que los organismos serán capaces de absorber sólo una parte y que el aumento global de C02 proseguirá. Hay también mecanismos retroalimentadores para los cuales es difícil aclarar en qué sentido actuarán. Es el caso de las nubes. Actualmente se ha llegado a la conclusión, mediante observaciones desde el espacio, que el efecto total que producen las nubes es de enfriamiento. Pero este estudio solo se refiere a las nubes actuales. El cambio climático actual. Combustibles fósilesy calentamiento global A finales del siglo XVII el hombre empezó a utilizar combustibles fósiles que la tierra había acumulado en el subsuelo durante su historia geológica. La quema de petróleo y gas natural ha causado un aumento del C02 en la atmósfera que últimamente es de 1,4 p.p.m. al año y produce el consiguiente aumento de la temperatura. Se estima que desde que el hombre mide la temperatura hace unos 150 años (siempre dentro de la época industrial) ésta ha aumentado 0,5 °C y se prevé un aumento de 1 °C en el 2020 y de 2 °C en el 2050. A principios del siglo XXI el calentamiento global parece irrefutable. Los últimos años del siglo XX se caracterizaron por poseer temperaturas medias que son siempre las más altas del siglo. Planteamiento de futuro Tal vez el mecanismo de compensación del C02 funcione. En un plazo de cientos de años, tal vez el Sol entrará en un nuevo mínimo. En un plazo de miles de años, tarVez nos salve la próxima glaciación. Se denomina efecto invernaderoa la absorción en la atmósfera terrestre de las radiaciones infrarrojas emitidas por la superficie, impidiendo que escapen al espacio exterior y aumentando, por tanto, la temperatura media del planeta. Este fenómeno evita que el calor del Sol recibido por la Tierra deje la atmósfera y vuelva al espacio, produciendo a escala planetaria un efecto similar al observado en un invernadero. Existen gases de efecto invernadero que son parte de la composición normal de la atmósfera. Sin embargo, actividades como la quema de combustibles fósiles emiten gases (especialmente, dióxido de carbono, C02) en cantidades significativas y muchos científicos consideran que, como consecuencia, se está produciendo el calentamiento global. Los denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero, responsables del efecto descrito, son: vapor de agua (H20); dióxido de carbono (COz); metano (CH4); óxidos de nitrógeno (NOx); ozono (03), y clorofluoro-carburos {artificiales). Otros gases que contribuyen al problema incluyen los clorofluorocarburos (CFC), el metano, los óxidos de nitrógeno y efbzono. Si bien todos ellos (salvo los CFC) son naturales, en tanto que ya existían en la atmósfera antes de la aparición del hombre, desde la Revolución Industrial y debido principalmente al uso intensivo de los combustibles fósiles en las actividades industriales y el transporte, se han producido sensibles incrementos en las cantidades de óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono emitidas a la atmósfera, con el agravante de que otras actividades humanas, como la deforestación, han limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de carbono, principal responsable del efecto invernadero. Estos cambios causan un paulatino incremento de la temperatura terrestre, el llamado cambio climático o calentamiento global que, a su vez, es origen de otros problemas medioambientales: • Desertización y sequías, que causan hambrunas. • Deforestación, que aumenta aún más el cambio. • Inundaciones. • Fusión de los casquetes polares, y otros glaciares, que causa un ascenso del nivel del mar, sumergiendo ciudades costeras. • Destrucción de ecosistemas. El 11 de diciembre de 1997 los países industrializados se comprometieron, en la ciudad de Kioto, a ejecutar un conjunto de medidas para reducir los gases de efecto invernadero. El objetivo principal es luchar contra los efectos del cambio climático. Según las cifras de la ONU, se prevé que la temperatura media de la superficie del planeta aumente entre 1,4 y 5,8 °C de aquí a 2100, a pesar que los inviernos son más fríos y violentos. Esto se conoce como Calentamiento global. "Estos cambios repercutirán gravemente en el ecosistema y en nuestras economías", señala la Comisión Europea sobre Kioto. Los gobiernos signatarios pactaron reducir en un 5,2% de media las emisiones contaminantes entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990. Se estableció que el compromiso sería de obligatorio cumplimiento cuando lo ratificasen los países industrializados responsables de, al menos, un 55% de las emisiones de C©2. Con la ratificación de Rusia en marzo de 2005, después de conseguir que la UE pague la reconversión industrial, así como la modernización de sus instalaciones, en especial las petroleras, el protocolo ha entrado en vigor. Por su parte, el gobierno de Estados Unidos (tanto con Bill Clinton, como con George W. Bush), se niega a ratificar el protocolo. Además del cumplimiento que estos países hicieron en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero se promovió también la generación de un desarrollo sostenible, de tal forma que se utilice también energías no convencionales y asi disminuya el calentamiento global que tanto afecta al mundo estos dias. En los últimos 100 años la temperatura de la Tierra ha aumentado más de 2 grados, acelerando la fusión de los glaciares (se derriten), poniendo en peligro a las poblaciones costeras, especies animales y hasta la propia vida del hombre. Las consecuencias pueden ser catastróficas sabiendo que para el año 2100 la temperatura de la Tierra puede llegar a subir unos 5 grados más a los actuales. Entre las principales consecuencias se encuentran: - El deshielo de glaciares. Extinguiendo las reservas de agua dulce del planeta. (Nos quedaremos sin agua para beber) - El aumento de los océanos (Ya aumentaron casi 5 milímetros). Poniendo en peligro las poblaciones costeras. - Desastres naturales más frecuentes: se pueden producir tornados y huracanes simultáneos, maremotos , sequías prolongadas o terribles inundaciones. - Sumado a las inundaciones pueden llegar plagas mortales hasta ahora desconocidas. - La extinción de especies animales. - El alteramiento del equilibrio ecológico. Por esta razón tenemos que actuar ahora para proteger el futuro. No esperemos a que ocurran más catástrofes para tomar conciencia. Esto es algo de lo que podemos hacer: - Reducir el uso de vehículos. Moverse preferentemente en transporte público, bicicleta o a pie. - No derrochar agua, sabiendo que ésta escasea. - No permitir que el agua fermente (se pudra), evitando así focos de infección. - Cuidar la vegetación, activando la producción de oxígeno y, obviamente, el reciclaje del dióxido de carbono. - Promover las tareas de reciclaje, evitando así la tala indiscriminada de bosques. - Promover la reforestación de zonas taladas o adquirir ejemplares autóctonos para plantar en nuestros hogares. - Ahorrar energía (luz y gas) sabiendo que éstas se producen en base a combustibles fósiles, que éstos al transformarse en energía liberan incalculables cantidades de COr - Promover las energías renovables, que la mayoría de éstas, al producirse, no liberan C02. - Tener en cuenta todo lo anterior para saber cómo actuar en determinadas ocasiones. Bonos de carbono. Los bonos de carbono son un mecanismo internacional de descontaminación para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente. El sistema ofrece incentivos económicos para que empresas privadas contribuyan a la mejora de la calidad ambiental y se consiga regular la contaminación generada por sus procesos productivos, considerando el derecho a contaminar como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado. La transacción de los bonos de carbono - un bono de carbono representa el derecho a contaminar emitiendo una tonelada de dióxido de carbono - permite mitigar la generación de gases contaminantes, beneficiando a las empresas que no contaminan o disminuyen la contaminación y haciendo pagar a las que contaminan más de lo permitido. En un esfuerzo por reducir las emisiones que provocan el cambio climático en el planeta, como el calentamiento global o efecto invernadero, los principales países industrializados - menos Estados Unidos y Australia - han establecido un acuerdo que establece metas cuantificadas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el 2012: el Protocolo de Kyoto. Para poder cumplir este acuerdo, se están financiando proyectos de captura o abatimiento de estos gases en países en vías de desarrollo, acreditando tales disminuciones y considerándolas como si hubiesen sido hechas en su territorio. Leer atentamente el texto, sacar todos los términos referidos al tema "Desastres naturales y no naturales", buscar sus equivalentes en ucraniano y preparar el resumen del texto en ucraniano. Traducir por escrito los fragmentos subrayados. LA REDUCCIÓN DE RIESGOS DE DESASTRES ES UN DESAFÍO PARA EL DESARROLLO Aproximadamente el 75 % de la población mundial vive en zonas que han sido azotadas, al menos una vez entre 1980 y 2000, por un terremoto, un ciclón tropical, una inundación o una sequía. Recién ha comenzado a reconocerse la importancia de las consecuencias que tiene para el desarrollo humano una exposición tan alta a los peligros naturales. Los desastres naturales se encuentran íntimamente relacionados con los procesos de desarrollo humano. Los desastres ponen en peligro el desarrollo. A su vez, las decisiones en materia de desarrollo, tomadas por particulares, comunidades y naciones, pueden generar nuevos riesgos de desastre. Pero esto no tiene que ser necesariamente así. El desarrollo humano también puede contribuir a reducir eficazmente los riesgos de desastre. Miles de millones de personas en más de 100 países se ven expuestas periódicamente al menos a un terremoto, un ciclón tropical, una inundación o una sequía. Se ha registrado que los desastres provocados por estos fenómenos naturales arrojan un saldo de más de 184 muertos por día en distintas partes del mundo. Los procesos de desarrollo son responsables de que la exposición física se traduzca en desastres naturales. Esto es evidente al observar que, si bien sólo el 11 % de las personas expuestas a peligros naturales vive en países con un bajo índice de desarrollo humano, representan más del 53% en el total de las muertes registradas. La destrucción de infraestructura y el deterioro de los medios de subsistencia son consecuencias directas de los desastres. Pero existe una interacción entre las pérdidas por desastres y otros tipos de problemas: financieros, políticos, sanitarios y ambientales, que tales pérdidas pueden incluso agravar. Las pérdidas por desastre pueden aplazar las inversiones sociales, para paliar la pobreza y el hambre, ofrecer acceso a la educación, servicios de salud, vivienda digna, agua potable y saneamiento, o proteger el medio ambiente, así como las inversiones que generan empleo y fuentes de ingresos. Existen varios ejemplos de iniciativas de crecimiento económico y mejoras sociales que han generado nuevos riesgos de desastre. La rápida expansión urbana es uno de estos ejemplos. El crecimiento de asentamientos informales y tugurios en el corazón urbano alimentado por inmigrantes internacionales o la migración interna desde asentamientos urbanos más pequeños o desde el campo a las grandes ciudades, ha provocado el florecimiento de entornos habitacionales inestables. Estos asentamientos a menudo se encuentran en barrancos, laderas empinadas, en zonas de inundación o próximos a plantas industriales o sistemas de transporte nocivos o peligrosos. Los medios de subsistencia rurales se encuentran amenazados por las consecuencias locales del cambio climático o el deterioro del medio ambiente. La capacidad de supervivencia de muchas personas se ha visto afectada por la necesidad de competir en un mercado globalizado, que actualmente valora más la especialización productiva y la intensificación que la diversidad y la sostenibilidad. Dada la frecuencia con la que algunos países experimentan desastres naturales, los riesgos de desastre deberían ser una prioridad para los planificadores del desarrollo. La gestión prospectiva de los riesgos de desastre deberá formar parte de la planificación del desarrollo sostenible. Los programas y proyectos de desarrollo deberán analizarse para conocer su poten- cial de reducir o agravar la vulnerabilidad y el peligro. La gestión compensatoria (como la preparación y la respuesta frente a, los desastres) acompaña la planificación del desarrollo y hace hincapié en superar la vulnerabilidad existente y disminuir los riesgos naturales que se han acumulado a raíz de las opciones de desarrollo del pasado. Las políticas compensatorias son necesarias para reducir los riesgos actuales, pero las políticas prospectivas son esenciales para reducir los riesgos de desastre a mediano y largo plazo. Para tratar conjuntamente la reducción de los riesgos de desastre y el desarrollo, son necesarios tres pasos: a. Reunir datos básicos sobre los riesgos de desastre y diseñar herramientas de planificación que acompañan la relación que existe entre las políticas de desarrollo y los riesgos de desastre. b. Reunir y dar aconocer las mejores prácticas de planificación y políticas de desarrollo que reducen los riesgos de desastre. c. Promover la voluntad política para dar una nueva orientación tanto al sector del desarrollo como al de la gestión de desastres.
EL PNUD ha comenzado por definir el índice de Riesgos de Desastre (IRD), con el objetivo de que se comprenda mejor la relación entre el desarrollo y los riesgos de desastre en el mundo. Se examinaron cuatro tipos de peligros naturales (ciclones tropicales, terremotos, inundaciones y sequías) que son responsables del 94% de las víctimas mortales por desastres naturales. Se calculó la población expuesta y la vulnerabilidad relativa de los países a cada uno de estos fenómenos. Durante los últimos dos decenios, más de un millón y medio de personas murieron víctimas de desastres naturales. La cantidad de muertos es la medida más fiable de pérdida humana. Sin embargo, al igual que en el caso de los datos económicos, sólo revela la punta del iceberg ya que además deben considerarse las pérdidas en materia de desarrollo y el gran sufrimiento humano. En todo el mundo, por cada muerto, aproximadamente 3.000 personas se encuentran expuestas a los peligros naturales. En general, y para los cuatro tipos de peligro, se determinó que los riesgos de desastre son considerablemente menores en los países de altos ingresos, en comparación con los países de ingresos medios y bajos. Los países que registran un alto desarrollo humano albergan al 15 por ciento de la población expuesta, pero sólo sufren un 1,8 por ciento de las muertes por desastre. Terremotos - Se determinó que un promedio anual de aproximadamente 130 millones de personas se encuentran expuestas al llamado riesgo sísmico. La vulnerabilidad relativa más elevada (porcentaje de personas muertas con respecto a las expuestas) se registró en países como Irán, Afganistán y la India. Otros países con desarrollo medio y poblaciones urbanas de proporciones considerables, como Turquía y la Federación de Rusia, presentan una vulnerabilidad relativa alta. Asimismo, países como Armenia y Guinea han padecido desastres excepcionales en el periodo estudiado. Ciclones tropicales - Se determinó que un promedio anual de hasta 119 millones de personas se encuentran expuestas a los ciclones tropicales y algunas de ellas han experimentado un promedio de más de cuatro ciclones por año. Se registró vulnerabilidad relativa alta en Bangladesh, Honduras y Nicaragua, países que sufrieron catástrofes en el período analizado. Otros países con gran concentración demográfica en las planicies de los litorales también son altamente vulnerables, como la India, Filipinas y Vietnam. Los pequeños Estados insulares en desarrollo (SIDS) son países de alto riesgo. Pero dentro de este grupo existen grandes diferencias, por ejemplo, entre la relativamente alta vulnerabilidad de Haití frente a la baja vulnerabilidad de Cuba y Mauricio. Inundaciones - Un promedio anual aproximado de 196 millones de personas en más de 90 países se encuentran expuestas a inundaciones catastróficas. Muchísimas personas se encuentran expuestas a inundaciones menores o localizadas que pueden tener un efecto acumulativo que entorpece el desarrollo, pero que no producen numerosas pérdidas de vidas humanas en cada manifestación. Este tipo de inundaciones no son consideradas en esta evaluación. Muchos países registran una alta vulnerabilidad, que probablemente iría en aumento con el cambio climático mundial. En Venezuela, la alta vulnerabilidad registrada se debe a una única catástrofe. Otros países con alta vulnerabilidad a las inundaciones son Somalia, Marruecos y Yemen. Sequías - Se determinó que, anualmente, unos 220 millones de personas se encuentran expuestos a las sequías. Los Estados africanos son los que presentan la mayor vulnerabilidad a las sequías. Ciertas dificultades metodológicas impiden presentar conclusiones sólidas y concretas sobre este riesgo para ningún país. Pero el análisis apoya firmemente las conclusiones de los estudios sobre el terreno, en el sentido de que las sequías se con- vierten en hambrunas debido a factores como los conflictos armados, los desplazamientos internos, el VIH/SIDA, la mala gobernabilidad y la crisis económica. Para cada tipo de peligro, los países pequeños presentan sistemáticamente una mayor exposición relativa. En el caso de los ciclones tropicales, esto se traduce en una gran vulnerabilidad relativa. La violencia y los conflictos armados, las enfermedades, la gobernabilidad y el capital social también son importantes factores de riesgo. En la década de los noventa, un total de 53 grandes conflictos armados provocaron la muerte de 3,9 millones de personas. Los conflictos armados y la calidad de la gobernabilidad son factores que pueden convertir, por ejemplo, los períodos de escasez de precipitaciones en hambrunas. En el caso de emergencias complejas, la situación se agrava aún más. A comienzos del siglo XXI, algunos países sufrieron períodos de sequías, terremotos o erupciones volcánicas que se sumaron a años de conflictos armados, lo que creó una crisis humanitaria de particular gravedad. Se ha prestado poca atención, o ninguna, al potencial de la gestión de los desastres como instrumento para prevenir los conflictos, a pesar de que se conocen algunas experiencias positivas al respecto.
Las enfermedades epidémicas pueden verse como desastres por derecho propio. E influyen recíprocamente con la vulnerabilidad humana y los desastres naturales. Hay muchas variaciones en la relación entre las enfermedades, los desastres y el desarrollo. Fenómenos naturales como las inundaciones y el aumento de la temperatura en las tierras altas pueden dar mayor alcance a enfermedades transmitidas por vectores, como el paludismo. El VIH/SIDA y otras enfermedades pueden exacerbar los riesgos de desastre provocados por el cambio climático, la urbanización, la marginación y la guerra. A causa del VIH/SIDA, la fuerza de trabajo adulta y sin discapacidades, que normalmente asumiría la responsabilidad de las actividades de supervivencia en casos de desastre, sufre el debilitamiento provocado por la enfermedad. La gobernabilidad abarca aspectos económicos, políticos y administrativos.
• En el plano económico, consiste en adoptar las decisiones que afectan la vida económica y las relaciones de un país con otras economías. • En el plano político, comprende el proceso de toma de decisiones para formular políticas, tales como planes y normas nacionales para reducir los desastres. En el plano administrativo, es el sistema por el cual las políticas se aplican. Precisa de organizaciones en buen estado de funcionamiento en la esfera central y local. En el caso de la reducción de los riesgos de desastre, es necesario que se hagan cumplir las normas de construcción, que se planifique el uso de la tierra, se controlen los riesgos ambientales y la vulnerabilidad humana, y se respeten las normas de seguridad. La buena gobernabilidad significa más que reorganizar el sector público o asignar nuevas responsabilidades entre los diferentes escalafones del gobierno. A pesar de que los gobiernos son Wsprimeros responsables de defender el derecho de los ciudadanos a la protección y la seguridad, no pueden ni deben cargar solos con la tarea. En el ámbito nacional e internacional, la sociedad civil desempeña un papel cada vez más dinámico en la formulación de las políticas para hacer frente a los riesgos. El sector privado también desempeña un papel en el proceso para que el desarrollo sostenible incorpore el conocimiento de los riesgos de desastre. En años recientes, el concepto de capital social ha permitido conocer mejor las formas en que las personas, las comunidades y los grupos se movilizan para hacer frente a los desastres. El capital social se refiere a las reservas de confianza social, las normas y las redes que definen las personas por el hecho de pertenecer a diferentes grupos sociales. El capital social, medido según los niveles de confianza, cooperación y reciprocidad en un grupo social, desempeña el papel más importante en la determinación de la capacidad real de resistir capital social. La respuesta comunitaria local sigue siendo el factor más importante para que la población reduzca los riesgos asociados a los desastres o pueda hacerles frente. Pero los lazos comunitarios pueden desgastarse por persistentes situaciones sociales de tensión o que llegan a grados extremos. Para hacer frente a los riesgos de desastre es fundamental una buena gobernabilidad, si se desea integrar los riesgos en la planificación del desarrollo, y lograr la mitigación de los riesgos existentes. El desarrollo debe ser regulado según sus repercusiones en los riesgos de desastre. Tal vez el mayor desafío para integrar los riesgos de desastre en la planificación del desarrollo radique en lograr la equidad política y geográfica de diferentes zonas. Se trata de desafíos a los que también se enfrentan los responsables de la gestión del medio ambiente y de la evaluación de las repercusiones ecológicas. ¿Cómo se puede asignar la responsabilidad de los riesgos de desastre que afectan un determinado lugar, pero son creados por actividades llevadas a cabo en otro? Será más fácil justificar los gastos que representa la reducción de los riesgos a medida que se afinen las técnicas de evaluación (como el IRD) para determinar lo valiosas que son tales inversiones para eldesarrollo. Los peligros de la naturaleza son sólo una amenaza de las muchas que se ciernen sobre la vida y los medios de subsistencia. A menudo, las personas y las comunidades más vulnerables a los peligros de la naturaleza también son vulnerables a otros tipos de peligro. Las estrategias para ganarse,Ja vida que aplican muchas personas también implican superar los riesgos que presentan diferentes amenazas económicas, sociales, políticas o ambientales. Las políticas para reducir los riesgos deben tener en cuenta esto y buscar oportunidades para fortalecer la capacidad de supervivencia general, así como la específica para enfrentarse a los riesgos de desastre. Un primer paso para concertar y coordinar mejor las actividades mundiales de reducción de los riesgos de desastre consistirá en comprender cabalmente la gravedad y la magnitud de los peligros, la vulnerabilidad y las pérdidas que ocasionan los desastres. Algunas recomendaciones para alcanzar este propósito son: a. Perfeccionar la definición de los índices mundiales de los riesgos y la vulnerabilidad, para intensificar y mejorar la comparación entre países y regiones. b. Apoyar la definición de índices nacionales y subregionales que provean información a los responsables nacionales de adoptar decisiones. c. Definir un sistema en distintos niveles para informar de los desastres. d. Apoyar la evaluación de los riesgos según el contexto. PRÁCTICA ORAL TEXTOS PARA DISCUTIR Expresa tu opinión de lo leído 1.¿Podrías añadir algún factor del que no se habla en el texto Ruido, ruido sordo, ruido ensordecedor..., el diccionario está repleto de palabras alusivas: estridencia, chirrido, chasquido, -jsrujido, traqueteo, explosión, estampido, estallido, estrépito, atronador, estentóreo, retumbar, estruendo, bombazo... Todas ellas forman parte del lenguaje coloquial, porque la vida cotidiana está llena de ruidos. Siempre fue así. Los animales ladran, aullan, maullan, berrean, braman, mugen y rugen; y la naturaleza restalla con vendavales, tifones, aludes, erupciones, terremotos, truenos, rayos y centellas: ruidos naturales, sobrecogedores. Lo que no es tan natural es el ruido ocasionado por el hombre. El mismo ser humano, que unas veces crea música celestial, se somete otras, como subproducto del progreso a la servidumbre de un ruido infernal. En los últimos 30 años, el parque automovilístico mundial se ha multiplicado por cuatro —ya ronda/ los 400 millones de vehículos—, y el número de aviones es diez veces mayor que en 1960. Los organismos internacionales han elaborado una lista de casi 500 profesiones y oficios cuyo ejercicio supone niveles de ruido excesivos. Hasta el propio ocio, con los conciertos de rock a miles de watios de potencia, las discotecas enloquecedoras y los walkman, con ruido personal e intransferible, está obligado a revisar el concepto mismo de ruido. Durante mucho tiempo, se ha mantenido el criterio de que ruido era el sonido no deseado, intrínsecamente objetable o molesto, inarticulado o confuso, y peligroso para la salud. Pero al concierto de Paul Simón en el Central Park de Nueva York acudieron 750.000 personas, a pesar de que algunos vecinos de la Quinta Avenida lo calificaron como un ruido inaguantable. Las carcajadas de un grupo de amigos pueden molestar al vecino de al lado, pero ellos lo están pasando bomba. Un bebé emite sonidos confusos, pero está claro que pide su biberón, o que le cambien el pañal. Las fronteras están borrosas. Incluso ruidos exactamente iguales perturban más o menos, según sea de día o de noche, o según esté de humor el receptor. Por la mañana, un sonido extraño en una casa puede inquietar a una persona que viva sola; de madrugada, provocará pavor. Y un ruido habitual, como el del tráfico, se tolera mejor que otro inesperado, como un portazo en una corriente de aire. También molesta menos el ruido abstracto — el murmullo en un restaurante, por ejemplo, que el identificable —dos personas hablando mientras uno está al teléfono, porque interfiere más. Desde ese punto de vista, algo de ruido puede ayudar al aislamiento y la concentración. Las lesiones originadas por el ruido van mucho más allá de la sordera: pueden manifestarse úlceras y otras dolencias digestivas, problemas respiratorios y vasculares; disfunciones del sistema nervioso central y del endocrino, con segregación de adrenalina y cortisol, la hormona del colesterol; afecciones de la vista; incluso cambios en la composición química de la sangre. Aparte de problemas psicológicos, como insomnio, ansiedad, irritabilidad. El peligro para la salud propia í y ajena es hoy el punto de referen- \ cia básico para calibrar el ruido, en unas sociedades eminentemente y urbanas. Las estadísticas de la ONU lo dejan claro: en 1940, uno de cada ocho habitantes del mundo vivía en loo ciudades; hoy es uno de cada tres. Hace siglo y medio había cuatro ciudades con más de un millón de habitantes; en 1960 ya eran, y al doblar el siglo serán mil. El ecólogo franco-norteamericano Rene Dubos no culpa, sin embargo, a la densidad de población, sino a la. masa de cosas que arrastramos, que nos aturden con su agitación y no su ruido: automóviles, motocicletas, teléfonos, radios y todos los artefactos que nos esclavizan. Y eso, las 24 horas del día. Porque, a diferencia de los ojos, los oídos lis nunca duermen. El ruido en la vida cotidiana oscila hoy entre 35 y 85 dB. A menos de 45 dB, nadie o casi nadie sufre molestias; pero a 55 dB, el 10 por 120 100 de la población se siente perturbada; y a más de 85 dB, máximo considerado tolerable, todo el mundo se ve afectado. Porque, de 45 a 85 dB, el sonido no se duplica; 85 dB significa que hay 10.000 veces más intensidad sonora que a 45 dB. Entre los 20 dB apenas perceptibles de las hojas de un árbol y los 120 de un martillo neumático hay 10.000 millones de veces más ruido. Un cantante de ópera también llega a 120 dB, y una discusión agrito pelado alcanza 130, a un metro de distancia. Es el umbral del dolor. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud establecen topes máximos ideales de 55 dB (día) y 45 dB (noche) para 140 lugares tranquilos, y 75 y 65 dB para las calles más ajetreadas de una ciudad ruidosa. Con demasiada frecuencia se rebasan esos topes. Los otorrinolaringólogos y psicólogos europeos alertan: las motos, las discotecas frenéticas y los auriculares aumentan alarmantemente la hipoacusia, o pérdida parcial de ) audición, entre la juventud. Peor aún, en algunos círculos se farda más cuanto más ruido haga el vehículo. En ambientes laborales, se , pierden millones de jornadas hombre todos los años por problemas auditivos. Aunque aparentemente no se note, en torno a una cuarta parte de los gastos medioajnbientales se los lleva la lucha contra el ruido: en indemnizaciones, tratamiento médico, insonorización urbanística e industrial y pantallas acústicas en obras públicas. Una exposición de ocho horas diarias a niveles de 80 dB acarrea, a la larga, riesgos de sordera, no ya temporal, sino permanente. Para el nivel ideal, de 40 dB, se pierde concentración y memoria, y aumentan los errores; con ruidos que excedan los 60 dB aparecen jaquecas y trastornos nerviosos. Schopenhauer, uno de los mayores enemigos del ruido, estableció la siguiente ecuación: La cantidad de ruido que uno puede aguantar sin que le moleste está en proporción inversa a su capacidad mental, y puede por tanto considero rarse como un buen baremo de la inteligencia. Y añadió: el ruido es una tortura para los intelectuales, la más impertinente de las perturbaciones. Con ello no hacía sino confirmar lo que varios siglos antes de Cristo ya descubriera el célebre fabulista griego Esopo: que a mucho ruido, poco rendimiento. Y no es fábula. (Alfredo Luque, en MUY INTERESANTE) 2. A. ¿Sabes si causamos algún daño al medio ambiente haciendo alguna de las siguientes cosas? Comenta tu opinión con tus compañeros: — Ser socio de un club náutico con un puerto deportivo. — Hacer fotocopias. — Utilizar cinta adhesiva. — Hacer fotografías. B. Vamos a fijarnos ahora en el campo de la fotografía. Comenta con tus compañeros las siguientes cuestiones: — ¿Cuántas fotos, aproximadamente, tienes en tu casa? ¿De cuántas podrías prescindir? — ¿La sociedad te obliga, en algún momento, a hacer fotos? — ¿Sabes cómo se consigue el material con el que haces tus fotos y cómo las revelan en los laboratorios? C. El texto que vas a leer tiene tres apartados que responden a las siguientes preguntas: a.¿Por qué y para qué hacemos tantas fotografías? b.¿En qué modo perjudica la fotografía al medio ambiente? c.¿Qué podemos hacer para reducir o eliminar el impacto ecológico negativo de la industria fotográfica? Intenta, con tus compañeros, responder a estas preguntas antes de leer el texto. Comprueba y completa las respuestas leyendo el texto. TEXTO: Fotografía y contaminación El triunfo de la imagen El material fotográfico preside tácitamente parcelas cotidianas de nuestra vida: pegadas en el álbum, decorando nuestras casas, publicadas en revistas o periódicos, como Identificación en nuestros carnés, o en forma de celuloide en las salas de proyección, las fotos son elementos a los que difícilmente podría renunciarse. Además, las técnicas fotográficas están presentes en otras áreas de nuestro mundo, como las radiografías y los procesos de revelado en la maquinaria gráfica de los medios de comunicación. Un enorme volumen de negocios se mueve alrededor de la fotografía. Cada minuto se realizan cientos de miles de fotos, radiografías y revelados en el mundo; su actividad económica mueve cifras descomunales. El auge de la fotografía se explica por la interrelación de diversos factores psicológicos, estéticos y científicos. Entre ellos destaca, sin embargo, el factor democrático, que conlleva la expansión de la fotografía aficionada. Las nuevas técnicas fotográficas ofrecen a prácticamente todas las clases sociales la posibilidad de satisfacer una necesidad psíquica del ser humano: fijar un pedazo de biografía personal en una imagen, salvándola del paso del tiempo. Pero este proceso, natural y hermoso en sí mismo, se ha desvirtuado a causa de la modificación que le ha impuesto la sociedad de consumo. Las sociedades industrializadas, en su afán por rentabilizar la fotografía, imponen un dominio absoluto de la imagen fotográfica en el campo de la fijación de la memoria personal; esto lleva a que el hombre moderno confunda las áreas que separan las imágenes fotográficas de su memoria personal visualizada; parece que sólo podemos recordar algo visualizándolo a través de montones de fotos, lo que empobrece nuestra fantasía y capacidad vivencial para recordar de forma integral. La contaminación ambiental Además de la peligrosidad que entraña la manipulación de las sustancias en el proceso de obtención de fotos, el aspecto más negativo de la fotografía es el impacto de los residduos globales del revelado sobre la naturaleza. Efectivamente, la fotografía se asienta sobre una contradicción: para que una 50 foto refleje la hermosura de la naturaleza o del ser humano, la técnica ha de agredir un poco a esa misma naturaleza. En cada gran ciudad occidental existe una docena de las más sofisticadas instalaciones de revelado, normalmente englobadas en las grandes empresas del ramo; también hay cientos de minilaboratorios. A éstos debemos sumar la multitud de laboratorios caseros, instalados por aficionados y profesionales independientes. Y a ellos hay que añadir todo el trabajo de los talleres de fotomecánica que crean las películas con que luego trabajarán las imprentas. En estas instalaciones —grandes, medianas o pequeñas—, cuando los materiales de los baños de revelado, paro y fijado pierden actividad, se sustituyen por otros nuevos, vertiéndose casi siempre las soluciones ya gastadas por el desagüe. No existen, desgraciadamente, estadísticas sobre el volumen de estos vertidos caseros e industriales; lo cierto es que su impacto es enorme y no contribuyen, precisamente, a mejorar la calidad del agua potable. También cabe destacar el impacto ambiental de los embalajes de las películas. Aparte del despilfaro que supone arrojar los cartones a la basura, el principal problema son los chasis de hojalatay los tubos de plástico que protegen los carretes y que cada vez se reciclan menos, amontonándose en los cubos de desperdiciosde las casas de revelado.
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